martes, 9 de marzo de 2010

¿Hemos cambiado? - ¿En todo? - ¿O en casi todo?

No se como empezar lo que quiero expresar, es que son tantas cosas al mismo tiempo. Quizás no lo pueda poner todo como me gustaría, pero si voy a tratar de hacerlo lo mejor posible dentro de mi capacidad.
El viernes día 26 de Febrero en la clase del Aula Abierta, impartida por Domingo Moreno Vázquez, profesor de Humanidades. Disfruté, mejor dicho, disfrutamos creo que todos mis compañeros también, con las materias que él perfectamente nos explicó.
Primero nos situó a través de la escritura antigua, con la forma que tenían de hacerlo, los letrados y sobretodo los Reyes. Nos facilitó dos escritos hechos por la Reina Isabel II, en los cuales pudimos observar, los distintos rasgos y signos que le otorgaban a las letras, según fuese el significado de la frase.
En cada uno de ellos, lo primero que se reflejaban eran, los distintos e innumerables títulos que la Reina poseía y sin más puntos ni comas, para separar los mencionados títulos. Seguía la escritura con el motivo por el cual la Reina concedía u otorgaba una mejora. El concederle a uno de los confiteros del Reino, una finca o una casa. Continuaba el escrito nombrando a todos los testigos y los cargos que ejercían y a continuación, la firma de Isabel II, que consistía en poner: Yo la Reina.
Acabada la primera parte de la clase Domingo nos hizo meternos en internet y buscar a través del Ministerio de Cultura – Portal de Archivos Españoles - , llegar al Catastro de Ensenada y así de esa forma llegar al Bormujos del año 1755. Pudiendo observar la escritura de un acta del Ayuntamiento, firmado por José Librero, alcalde en esa fecha.
La preguntas del encabezamiento va en relación a Domingo o a cualquier muchacho de esa edad, que en el Bormujos de hoy, nos podemos encontrar, con un Licenciado en Humanidades, un Médico, un Físico, un Biólogo, un Osteopata, una chica especialista en Micro-Biología en un Centro de Investigación de Células Madres y, un sin fin de Diplomaturas, etc. Impensable en el Bormujos no ya del siglo XVIII, e incluso en el siglo XX. En mi época de estudiante hace 45 años aproximadamente, pensar en estudiar una carrera era poco más o menos, como el que les tocasen a los padres la lotería. No existían ni becas ni ayudas de ningún tipo, solo tenían acceso a la Universidad los niños cuyos padres se lo podían costear. Por eso la referencia al cambio en el Bormujos actual nos encontramos con profesores o médicos, que pueden ser hijos nuestros. Ahora en las clases del Aula, nos sentimos identificados de alguna manera con ellos, será por la fustración, (que algunos nos llevamos), en aquella época al no tener esa oportunidad.
Me refiero concretamente a mi experiencia (muy particular). En el último curso en la escuela, nos dijeron a principios del mismo que los niños, que sobresaliesen sobre los demás al final del curso, tendríamos la posibilidad de estudiar una carrera, que el gobierno de entonces, tenía a bien de otorgar. Pues bien eligieron a cinco, cuatro niños y una niña, entre ellos me encontraba yo. ¿Se imaginan la ilusión y el esfuerzo de todo un año esperando ese momento?, ¿Y la alegría de esos padres creyendo en esa posibilidad?. Pues todo fue un puro cuento, la tan ansiada Beca, fue otorgada a “dedo” y, no precisamente por capacidad intelectual ni nada por el estilo. Al chico que se la dieron, no la supo mantener, no llegando ni a la mitad del curso. Nunca le gustaron los estudios y por supuesto en su elección él no tuvo la culpa. Fueron una de las muchas circunstancias que ocurrían en aquellos tiempos – “memoria histórica”. Los que nos esforzamos durante todo el año nos vinimos sin nada, solo una niña pudo estudiar, porque sus padres se la pagaron.